domingo, 11 de septiembre de 2011

[Hola Argentina] Eugenia Suarez (Actualizado)






De ídola de adolescentes a diva. De hija a mujer independiente. De una audiencia adolescente multitudinaria a una función de teatro junto a un elenco de primeras figuras. La vida de María Eugenia Suárez (19) cambió mucho y en poco tiempo. Y tal vez ésa sea la principal razón por la que es tan difícil desviar la atención de aquello que está sucediendo ante las cámaras: la pequeña nacida en Palermo se está convirtiendo en mujer, y ese proceso cautiva.







Hace menos de un año, interpretaba a Jazmín, una de las protagonistas de Casi ángeles –la tira producida por Cris Morena– y era una de las Teen Angels, la banda que formó con algunos compañeros de elenco (Nicolás Riera, Juan Pedro Lanzani, Mariana Espósito y Gastón Dalmau).
Hoy, es la protagonista de la campaña de Ricky Sarkany (sus fotos híiper sexies con el torso desnudo serán publicadas en todas las revistas este verano) y forma parte del elenco de Los únicos, la tira de Canal 13. Y aunque cuenta que cada tarde antes de los ensayos se va a su casa a tomar una chocolatada, desde los 15 años maneja su propio dinero y hace más de un año que vive sola.

La mañana en la que se hicieron las fotos que ilustran estas páginas, Eugenia entró en el auto como un torbellino: tenía el cabello mojado, las uñas pintadas de negro, un bolso animal print plateado de Victoria’s Secret, calzas a rayas multicolores y zapatos altísimos con plataformas de madera. El celular siempre en la mano y un excelente humor.

María Eugenia Suárez Riveiro siempre supo lo que quería: a los 6 años, un fotógrafo le dijo a su madre que debía inscribirla en alguna agencia. Y, desde entonces, no paró. El objetivo no era estar en la tele, sino ser parte de Chiquititas y, luego de un único casting y mucha insistencia, logró que Marcela, su madre, ama de casa, la llevara. “Yo creo que mamá pensó: ‘La llevo para que se deje de hinchar, total no va a quedar…’.” Por supuesto, después de bailar “Barbie Girl”, de Aqua, Eugenia no sólo quedó seleccionada, sino que lo primero que hizo al conocer a Cris Morena fue pedirle que ya nunca la sacara del programa. Y eso hizo.

Entonces, fue un momento de adaptación: no resultó sencillo que su familia aceptara su vocación: a los 11 años tuvo que cambiarse de colegio por las grabaciones, la echaron por mala conducta (confiesa que era hiperquinética), de ahí pasó al ESBA, se quedó libre por las faltas y, finalmente, este año está terminando el secundario en un instituto en el que rinde las materias a distancia. “Me gustan la psicología y el diseño de indumentaria. Pero más adelante, ahora estoy con mucho trabajo”, asegura.



–Hace más de un año que vivís sola, ¿de qué forma viviste la transición?

–Me encanta. Me despierto temprano, escucho música… Ya no veo el noticiero porque me deprimo. Me baño, le doy de comer a mi perro y voy a grabar. A la tarde tomo una chocolatada, saludo a mi perro y ya me voy a ensayar. Después ceno con mi novio o salgo con amigas.

–Desde muy chica ganás dinero, ¿cómo lo administrás?

–Siempre fui de gastar mucho, pero trato de ahorrar en dólares. Me acuerdo de que cuando cobré mi primer sueldo, fui y me compré la máquina de escribir de Barbie. Disfruto del dinero. La gente a veces se malacostumbra con los canjes, de repente una marca les da ropa y se habitúa a no gastar en nada. Pero yo no soy así. La agencia Multitalent me negocia los contratos porque yo soy un cero, desde los 6 años que tengo representantes. A los 15 ya tenía una tarjeta de débito.

–¿Cómo conociste a Nacho [Viale]?

–En un asado en el que a mí me querían presentar a un amigo de él y a él, a una de mis mejores amigas. A mi amiga no le gustó y yo me puse a charlar y me encantó. Pensé que no me iba a dar bola, pero dije: “No lo voy a dejar escapar”, y lo llamé.

–¿Notás la diferencia de edad?

–Y… sí, yo tengo salidas de una chica de 19 años. Pero él tiene una personalidad algo aniñada. Salgo a bailar con él y sus amigos y se la pasan haciendo chistes y saltando, parecen nenes. La diferencia no es tanta: yo siempre me relacioné con gente más grande y eso nos acerca.

–¿Cómo fue incorporarse en una familia tan emblemática del show business local?

–No siento que me haya incorporado, porque no los veo tanto. Al no ser cholula, tengo buena onda, aunque no me preocupo por quedar bien con alguien, soy natural. Tengo más relación con Juana [Viale] y con Marcela [Tinayre], y bueno, Manu [Viale] es mi amiga, porque tiene mi edad. Con ella salgo a la noche.

–¿Y la suegra?

–Marcela es lo más. Tiene mucho carácter y yo también, porque somos las dos muy frontales y a mí me gusta eso, prefiero la gente que te dice las cosas. Además, lo adora a Nacho y es una madraza, ella pone a sus hijos ante todo y los defiende a muerte. Y para mí es un placer que él tenga ese vínculo con su madre.

–¿Qué tipo de relación tenés con la abuela de Nacho, Mirtha Legrand?

–La abuela tiene carácter también, pero yo lo conocí a Nacho a los 17, cuando ya tenía una carrera, así que a mí me trata muy bien.




–¿Te preocupa lo que publican las revistas?

–Sí, pero nunca me inventaron romances. Uno puede evitar eso. Nos cuidamos un montón de eso, pero entre nosotros, no de las cámaras. Porque no está bueno. Cuando uno está en pareja, lo hace porque elige a la otra persona. Como no tengo un perfil polémico, entonces no se ensañan ni me siguen…

–¿Cómo viviste lo que sucedió con Juana, cuando perdió a su hijo Ringo?

–La gente la ve y piensa que es una rebelde, pero nadie conoce su lado bueno. Juana es demasiado buena. Y no me gusta que lastimen a alguien que quiero. Cuando fue lo del bebé, ya me pareció muy fuerte, era un tema delicado como para que los medios lo manejaran así. Se le tiraron encima al auto, no era necesario.

–¿Te costó el pasaje del mundo teenager al mundo adulto?

–No, para nada. Fue natural. Inconscientemente uno busca otra cosa. Ya habían pasado cuatro años de Teen Angels, y quería cambiar. Me salió redondo, porque Los únicos lo siguen viendo los adolescentes. A mis fans les encantó la campaña de Sarkany. Pero se fue dando, porque cuando dejé Casi ángeles no tenía nada, no sabía qué iba a hacer este año.

–¿Nacho te aconseja con respecto al trabajo?

–Prefiere no meterse mucho porque, como soy más chica, piensa que puedo ser muy influenciable. Pero siempre me apoya y deja los celos de lado. Me dice: “Hacelo, saliste divina en las fotos”. Y eso es muy importante. No es un novio que te estanca y te dice: “Eso no lo hagas porque te van a hacer desnudar”. Sabe que yo soy muy libre.

–¿Quién es más celoso?

–Yo, pero los enrosques me los genero yo, porque él es muy respetuoso. No soy celosa de que mire a otras mujeres, él es demasiado cuidadoso conmigo. Pero conozco a las mujeres y no me gusta cuando llega la típica mujer insegura que quiere gustarles a todos. Reconozco mis problemas.

–¿Y qué hacés al respecto?

–Encaro: “Che, te digo una cosa, él está conmigo, y no te metas porque no quiero terminar mal”. Lo digo tranquila, porque no me gusta que se metan en mi terreno: yo no molesto a nadie, no me meto con gente que está de novia.





–¿Qué es lo que te gustó de Nacho?

–Está chapado a la antigua. Y yo siempre pienso: ojalá que nunca me pelee porque no voy a conseguir otro hombre así. Te corre la silla para que te sientes, cocina, quiere casarse, tener hijos. Es muy atento. Con él puedo salir a bailar, y otro día quedarnos en casa, ver un DVD y divertirnos también. Adora la casa con los perros, los hijos, y todo eso…

–¿Y vos?

–Yo no tanto. Hasta el año pasado, sí, quería casarme por iglesia. Pero ahora se está casando tanta gente. Y se separan… Y es tan complicado, hay que organizar la fiesta, el vestido, y me da fobia. El civil puede ser, pero los papeles tampoco me interesan demasiado. Lo importante es el compromiso del otro, y que quiera tener un hijo conmigo. Me gustaría un casamiento en la playa, hippie, descalza. Me metería en el mar en bikini, saldría y me estaría esperando una amiga con un vestidito blanco hasta el piso para casarme en la arena, con el pelo mojado. Todo eso del vestido, los tacos, el peinado me aburre.

–¿Y qué dice Nacho?

–A él no le gusta la arena. Es más del esquí y la montaña. Así que imaginate.

–¿Pensás tener hijos?

–Sí, desde que nací. Porque amo a los bebés y a los perros, son las dos cosas que me hacen más feliz en el mundo. Sueño con una casita decorada por mí con un altillo medio hippie chic lleno de almohadones y un jardín enorme. Llegar y que se me tiren todos los perros encima, tener muchos hijos: cinco o seis. Es lo único que quiero.


–Tendrías que trabajar menos…

–No soy muy ambiciosa, así que no me molestaría. No quiero ser una mamá ausente. No me gustaría que a mis hijos los críe una chica contratada. Sería mejor estar más tranquila y manejar una marca de ropa, por ejemplo.

–¿Lo imaginás a Nacho como padre?

–Sí, cuando estás enamorado y lo ves con un hermanito, con un bebé, es algo fuerte y yo me muero. Porque se vuelve loco. Juana le deja los chicos a Nacho y yo estoy un montón con ellos. Pero él, antes de tener hijos, quiere casarse.

–¿Ya lo hablaron?


–El nunca lo había pensado hasta que me conoció a mí, y piensa tener hijos conmigo. Al menos eso es lo que me dice. [Ríe.] Me encantaría ser joven y andar con la panza. Yo tendría hijos a los 21.

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